Existen muchos tipos de coches de gasolina: manuales o automáticos, tracción delantera o a las cuatro ruedas, turbo o aspirados, etc. Pero todos tienen en común las ventajas de los coches de gasolina frente a los motores diésel que son un factor decisivo a la hora de elegir un vehículo u otro:
Mejor rendimiento
En términos de prestaciones, una de las principales diferencias entre diésel y gasolina es que los vehículos con motor de gasolina, a igualdad de características técnicas, ofrecen más potencia, lo que se traduce en una mayor aceleración, un comportamiento más ágil y una mejor respuesta a los cambios en el acelerador.
Más silenciosos
Por su propio funcionamiento, combustión por chispa en lugar de por compresión, un coche de gasolina es más silencioso, tanto a ralentí como en funcionamiento. Esto tiene un efecto muy positivo en el confort de marcha, reduciendo los niveles de ruido que acceden al interior y haciendo más cómodos tus viajes y desplazamientos diarios.
Mantenimiento más económico
El mantenimiento de un coche de gasolina es más económico porque también es más sencillo. Aunque los componentes básicos de un motor de combustión, como el aceite, los filtros, correas y líquidos son comunes independientemente del tipo de combustible empleado; los coches de gasolina tienen menos componentes que necesitan ser revisados, lo que simplifica el mantenimiento, reduce el número de repuestos empleados y limita las horas de trabajo. ¿El resultado? Una factura más económica.
Ideales para viajes cortos
También por su propia configuración mecánica, un coche de gasolina es más eficiente en viajes cortos. Los tiempos de calentamiento son inferiores, lo que permite alcanzar rápidamente la temperatura de trabajo óptima, mejorando la eficiencia en el consumo de combustible.
Menos partículas contaminantes
Los coches de gasolina emiten menos partículas contaminantes. Estas emisiones son diferentes al dióxido de carbono (CO2) y no se encuentran presentes en los gases de combustión de un motor de gasolina, por lo que no contribuye a empeorar la calidad del aire en las ciudades.